martes, 29 de junio de 2010

seiscientos setenta y ocho



"[...] En la otra punta, sin embargo, algo peor: Orlando Barone. Un patriarca de los pájaros de 72 años entregados al oficio del periodismo en medios siempre conservadores como la revista Mercado o los diarios La Nación y Clarín, bajo todos los regímenes políticos y militares que tuvo la Argentina y, siempre, sin chistar. A la vejez, viruela: el patriarca se volvió un interpretador de todas las intenciones humanas, con una ironía permanente que fracasa en su intento de hacer reír a sus compañeros, a la tribuna y a los reidores. Cruelmente, es el encargado de hacer pensar. A la vuelta de cada informe pide enseguida la palabra para surfear sobre sus dos previsibles olas gramaticales: la que arranca con "sabés qué pienso" y la más emotiva, "yo siento que"; desde las que descarga baldes de bleque sobre colegas de otros medios que reúnen, al momento, menos agachadas que él. Porque en todos los años en que el mundo fue injusto -el mundo es injusto todos los años-, Barone calló o eludió o tapó, con los diarios y revistas que escribió y editó, la injusticia. De grande, a la edad de las escapadas a Necochea, en fin, asume un presente de lucha con el que cree espantar los pájaros del pasado. Lo cierto es que la Argentina se desgració, fundamentalmente, durante toda la vida adulta de Barone. Por él es por quien Cabito baja la cabeza.[...]"

Fragmento de una nota de Esteban Schmidt sobre 678, para la Rolling Stone

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